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«No me interesaba nada ni nadie, no pensaba en el futuro ni en el presente. Vivía del pasado así como los pobres viven del pan seco. «
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es una obra que conmueve por su honestidad brutal y su reflexión sobre las conexiones humanas más íntimas.
Țîbuleac nos presenta a Aleksy, un joven atormentado por el resentimiento hacia su madre, quien lo lleva a pasar un verano en el campo, un viaje que cambiará sus vidas para siempre. A través de un relato introspectivo, el protagonista reconstruye los recuerdos de ese verano con un tono de rabia, dolor y pero también con algo de ternura, un relato que trata sobre el intento de comprender la relación con la madre, marcada por heridas profundas. Una mujer/madre con la mantenía una relación tensa y conflictiva.
La ambivalencia de sentimientos hacia la figura materna, que oscila entre el odio y el amor, la distancia y la necesidad de conexión, aparecen en cada línea.
La narrativa de Țîbuleac permite pensar en la elaboración de la culpa, en el que el protagonista intenta cerrar las brechas emocionales dejadas por la pérdida y la incomunicación. Un relato que articula la culpa y el arrepentimiento, y el deseo de reparación. Un verano, un tiempo de tregua que más allá de la ambivalencia de los sentimientos, habilita a la posibilidad que ofrece la reflexión sobre el amor como una fuerza transformadora, capaz de trascender incluso las heridas más profundas de la psique.
Hitzez Psikologia