12 de febrero de 2025

La tregua. De Mario Benedetti.

“Pero si usted todavía es un hombre joven” 

«Si hay una flor que se abre una única noche, no por eso su florescencia
nos parece menos esplendente.»
S. Freud. La transitoriedad.

El novelista uruguayo parte de sus experiencias personales de empleado de oficina, de funcionario público de la Contaduría General de la Nación para configurar los comportamientos de Martín Santomé, que a sus 49 años está cansado de la vida sedentaria.  

Santomé es un funcionario cincuentón, padre de tres hijos y viudo desde hace 25 años. Es el trabajo sedentario de la oficina estatal, lo que lo lleva a reflexionar por su porvenir.

Desde hace unos cinco años, comenzó a pensar en un futuro de ocio… y poco a poco el momento se va acercando, no sin contratiempos. Y contando los días, todavía le faltan seis meses y veinticinco días para jubilarse. 

Pero un día llega Laura… De quien, a primera vista, registra sus rasgos físicos descalificadores: «La frente ancha y la boca grande»; «lindas piernas»; «no es una preciosidad»; «sonríe pasablemente», sin embargo, la entrada de Laura Avellaneda en su oficina como su auxiliar, no pasará inadvertida. Lo que parecía rutinario y hasta aburrido, ahora origina un sentimiento que no recordaba, veinticinco años después del fallecimiento de Isabel.

Pero también a lo largo de su relato, no pasa sin más la cotidianidad de la vida conflictiva con sus hijos, y sus estilos de vida tan diferentes unos de otros, en tanto que estos aún viven con él. 

«Pienso en el placer (cualquier forma de placer) y estoy seguro de que eso es vida.»

¡Precioso!

Hitzez Psikología

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